Ya vamos de bajada. Papallacta es un pueblo pequeño pero precioso.
Después de pasar por la altura más elevada de la vía, situada a 4.000 metros de altura, pasamos por el pueblo de Papallacta, famoso por sus aguas termales. Pero no teníamos tiempo para disfrutarlas. Otra vez será. La selva se expresa majestuosa a lo largo de todo el recorrido. Estamos entrando en la Amazonia. Los montes a lo lejos nos hablan del paisaje andino que forma la columna vertebral de Ecuador.
A derecha e izquierda de la vía se va expresando el mismo paisaje: verde, verde, verde. Aquí hay solo dos estaciones. En verano llueve todos los días y en invierno todo el día.
Al salir de casa miro muchas veces al horizonte y descubro a lo lejos la luz del sol que se despide. Nuestra casa iluminada y las palmeras en la penumbra. ¡Precioso!
Estoy de vuelta de mis vacaciones de este año. Han sido dos semanas llenas de encuentros con personas queridas, unas ya conocidas y queridas desde nuestros encuentros en Bilbao y Pamplona y otras a las que he conocido ahora, pero que ya tenían una referencia de mi persona. Es imposible expresar con palabras lo que he vivido en Colombia. Pero la vida sigue y hay que seguir con ella a una, no como una carga, sino como un conjunto de oportunidades que nos llaman a acogerlas y vivirlas. |
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