miércoles, 13 de septiembre de 2017

13 de Septiembre del 2017

Después de unos calurosos días, ayer -mientras estábamos en la catedral-, sobre las 20 horas comenzó a llover de una manera impresionante. Terminada la celebración, apenas nadie se atrevía a salir a la calle. Una señora abogada me llevó en su carro -40.000 $ vale el vehículo-, recién comprado-.  Se mostraba con toda amabilidad y cercanía. Y aquí que me vi, en la puerta de casa y sin apenas  mojarme.

Ha seguido lloviendo, a veces con una fuerza descomunal, durante toda la noche. El día ha sido fresquito -23 grados desacostumbrados aquí, pues normalmente no baja de los 30 grados por el día y 25 por la noche-.

Hoy nos hemos juntado 10 monjas y dos frailes, en la hora acostumbrada de las 6,30 horas de la mañana para rezar Laudes y celebrar la eucaristía. Ha sido un día especial, pues que yo recuerde, nunca habíamos llegado a esta cifra.  

Por la tarde me he reunido con el grupo de pastoral familiar de la diócesis. Hoy hemos sido un buen grupo -5 matrimonios, la hermana Dora y yo. La reunión ha sido muy participada, pero algo que no sé si algún día será posible, es la puntualidad. La hora de comienzo es a las 19 horas y hemos comenzado a reunirnos a las 19,30 horas.

La belleza de los árboles es digna de consideración. El suelo se va convirtiendo en una alfombra rosa. Me quedo contemplándolo un rato y dando gracias a Dios por tanta maravilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario