viernes, 1 de diciembre de 2017

1 de diciembre del 2017

Comienzo el último mes de mi estancia en esta Tierra de Promisión y uno se siente un poco triste pues he conocido una Tierra que "mana leche y miel".

A las 6h. me reúno con los mismos hermanos y hermanas que ayer a la mañana para rezar Laudes y celebrar la Eucaristía.

A las 9h. me voy con Mariana, religiosa oblata, a la comunidad de Playa Domingo. Ayer falleció de repente, y de una manera inexplicable, una señora de mediana edad de esta comunidad. Tardamos 45 minutos en llegar -30 por carretera y 15 por un camino similar a los demás de estas tierras. La hermana Mariana ya me ha situado respecto a lo que vamos a ver: como los kitxwas se pasan toda la noche para velar el cadáver, para poder aguantar el velorio beben y beben y vuelven a beber. Unbuen grupo de los hombres de la comunidad, y algunas mujeres también, se muestran con unos rostros y maneras, algunos por los suelos, que  muestran claramente que se han pasado con el trago.. La escena es lamentable. Nos vamos dando la mano y diciendo "alipuncha" al mismo tiempo. La celebración va a ser en una sala abierta a los cuatro vientos y a los miles de mosquitos, que pululan por la estancia. En esto llega una señora, consuegra de la fallecida, que se dirige primero a la sala contigua, en la que se encuentra el marido de la finada, postrado en cama desde hace cinco años y que no se mueve para nada de ella desde entonces, pues cree que se produjo un maleficio contra él en esa ocasión y que nada se puede hacer para liberarse de él. La señora en cuestión lanza unos gritos y lloros que me dejan un poco preocupado. A continuación, se dirige al féretro en el que se encuentra la persona fallecida, le muestran su rostro y repite la misma operación. Le miro a la hermana Mariana y ella me dice que no preocupe, que esto entra dentro del ritual. Lo cierto es que esta señora ha permanecido serena en toda la celebración, que la hemos celebrado en kitxua, de cuyo idioma no tengo muchos conocimientos,evidentemente, y castellano. A Dios se le llama "Patxayaya".

Después de la celebración se comparte el almuerzo, chicha, verde (plátano) y sopa, en la que se ve a lo lejos algún trocito de carne. También se sirve Coca Cola. Antes de que lleguemos los misioneros ya ha llegado esta bebida hasta el rincón más impenetrable de la selva. Después de un rato de charla, lástima no saber kitxwa, nos despedimos la hermana Mariana y yo de esta comunidad.

A las 12,50h. llego a casa y me encuentro con Txarli y Jesús, que venían de Quito y compartimos el almuerzo con ellos.

A las 17,30h. voy con José Mari a la última consulta de la doctora que tan bien me ha atendido en el problema del virus en la planta de mi pie izquierdo. Nos despedimos de ella agradeciendo su trabajo.
Durante 15 minutos a la ida y otros 15 a la vuelta iremos recorriendo este camino.
Este es el lugar en el que celebraremos la eucaristía del funeral. La que está de pie es la catequista
y ella es la que recitará las pares de la eucaristía en kitxwa. El señor sentado es otro catequista, que
pronunciará en kitxwa la homilía que yo dije en castellano.
Dejo a tu interpretación lo que estás viendo.



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