20 de diciembre del 2017
Me levanto con un doble sentimiento que me ronda estos días, de pena (por dejar este país tan precioso) y de gozo (por todo lo que en él he vivido). Voy terminando de recoger mis cosas y me despido de José Mari (agradeciéndole por todos los cuidados que me ha dado a lo largo de estos cinco meses) y de Mateo (que me regala tres tallitas de taos realizadas por él).
Voy al Vicariato y allí desayuno con Adalberto y Charles, nos acompaña Jesús (a quien también agradezco por toda las atenciones recibidas de él durante este tiempo de estancia en Aguarico).
Charles me lleva a la terminal de autobuses, nos acompaña Adalberto. El me recibió en el aeropuerto de raz -el 16 de julio y viene a despedirme hoy a la terminal de Coca. ¡Un obispo como debe ser!
Salgo a las 7h. rumbo a Quito. En el camino voy leyendo el último libro de José Miguel Goldáraz, "la selva rota", profundo y crítico como todos los suyos. Llegamos a Quito a las 13,30 y en taxi voy a la Curia.
A las 14h. ya estoy sentado a la mesa, comiendo yo solo; pero bien atendido por la cocinera de aquí. Una señora majísima llamada María.
Por la tarde me dedico a descansar. A las 18,45h. me reúno en la capilla con Leandro, Gregorio y Marta y Mario. Rezamos lo correspondiente al quinto dia de la novena del Niño y después a merendar. Nos acompañan dos primos de Leandro (manabitas de Portoviejo).
Ho
miércoles, 20 de diciembre de 2017
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