miércoles, 16 de agosto de 2017


16 de Agosto del 2017

Hoy hace un mes que llegué a este país y he vivido tantas experiencias a lo largo de él, y las que me esperan, que me siento plenamente agradecido. Ya empiezan a decirme, por aquí y por allá, que me quede, pero mi lugar está en la Provincia de España y donde me envíen mis hermanos.

Una chica, a la que se le había muerto su padre recientemente, desea orar conmigo en recuerdo de su padre. La capilla está en el piso superior de la casa y ahí vamos. Hemos realizado una oración sencilla pero con mucho sentido. Me alegro de poder tener estas ocasiones de compartir las realidades diversas de la vida en un clima de oración. La gente aquí, es muy receptiva al encuentro con el Dios de la Vida.

Esta es la imagen de la Virgen con el Niño que tenemos en la capilla de la fraternidad.
¡Me parece de una dulzura tan entrañable! 
A cuarto para las siete (nosotros decimos a las siete menos cuarto) me ha venido a recoger un matrimonio de la pastoral familiar de la diócesis y hemos ido después a reunirnos con el resto del grupo. Es un grupo que varía mucho en cuanto a la asistencia, pero da gusto estar con estas parejas.Seguimos dialogando sobre la Amoris Laetitia -La alegría del amor- y sobre otras cuestiones relativas a la buena marcha del grupo. Uno de los objetivos del grupo es contactar con parejas que estén pasando por situaciones difíciles y dialogar con ellas para intentar salvar lo que está a punto de ahogarse.
Este es el grupo de pastoral familiar de la Diócesis. Gente joven y con muchas ganas de reflexionar y actuar.



  

  

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