miércoles, 9 de agosto de 2017

8 de Agosto del 2017

Hoy nos trasladamos a Quito. Mañana tenemos reunión de los capuchinos de Ecuador y hay que ir con tiempo suficiente. Vamos los tres de la comunidad con otro hermano, Jimmy, originario de Coca.
Nos disponemos a recorrer 360 kilómetros. La carretera está bastante bien, aunque a veces nos encontramos con baches potentes e inclusive algunas veces, pocas, con zonas no asfaltadas.

Dejando a un lado el volcán Sumaco, paramos un rato en Baeza -aquí cambia mucho la vegetación, ya no es la selva amazónica, sino que nos encontramos con montes de los que cada cierto tiempo van deslizándose pequeñas y bonitas cataratas, los árboles ya no son tan abundantes pero empiezan a verse vacas pastando por aquí y por allá-. Atravesamos la cordillera de los Andes a una altura de 4.100 metros. En la cima hay una pequeña capilla dedicada a la Virgen del Camino.

A partir de aquí, todo será bajar hasta llegar a Quito, que se encuentra situada a 2.800 metros. La entrada en la capital de Ecuador, por la carretera edificada para llegar desde la ciudad al aeropuerto, lleva su tiempo pero es la más adecuada.

Llegamos al convento de la Curia de Ecuador, tras 4 horas y 40 minutos de viaje. Jesús, que ha sido el conductor, nos ha demostrado claramente su pericia al andar por esta carretera.

Salimos de Baeza. Niebla y lluvia. Nos disponemos a atravesar los Andes. Me encuentro expectante ante
lo que se nos avecina.   
Al fondo está el volcán Pichincha. Debajo de él, en su ladera se encuentra Quito.
La tarde es tranquila, en amena conversación con los hermanos que nos han recibido con una buena comida y una amena conversación con los que ya estaban y los que han ido llegando poco a poco.

















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