domingo, 19 de noviembre de 2017

18 de noviembre del 2017

A las 7 de la mañana celebramos la eucaristía con un pequeño grupo de personas, en un ambiente muy tradicional pero al mismo tiempo, cercano. Creo que ha sido la primera vez en mi vida que he realizado el lavatorio de las manos. Nunca me he considerado digno de presidir la eucaristía, pero este tipo de cosas; en fin. Después, hemos tenido un ratito de conocimiento personal con las personas allí presentes, muy cariñosas.

En el desayuno se nos ha unido Juan Jima, que ha venido de noche de Quito. El es uno de los nuevos consejeros de la Custodia de Ecuador. Con él, que es director de este centro, hemos realizado una visita al dispensario que ha abierto la comunidad de Capuchinos. Es un centro funcional, puesto al día en lo referente a todo el equipo médico necesario. Aquí, médicos de diferentes especialidades atienden todo los días, excepto los domingos, a una media de 600-700 personas. 

He salido con Emilio a conocer la ciudad. Hemos estado en el malecón del Salado o de Simón Bolivar, un largo paseo abierto a la orilla del gran río Guayas, tan amplio como el Napo en esta desembocadura en el Pacífico. Es un bonito paseo de más de 2 kms. lleno de atractivos con estatuas dedicadas a personas relevantes de la historia de esta ciudad; museos, jardines, fuentes, miradores, centros comerciales, bares, restaurantes, muelles desde donde se abordan embarcaciones para realizar paseos por el río Guayas  Después he estado en la catedral, una iglesia preciosa. Emilio ha ido a aparcar pero le ha resultado imposible. El trasiego de carros en esta zona es impresionante.
En toda ciudad de Ecuador, en este caso en el malecón, aparece su nombre en grandes letras. 
Este es el país de las banderas, que aparecen también en os lugares más concurridos.
En el malecón, a orillas del río Guayas.

Así se ve desde el exterior la catedral de Guayaquil. 
El altar y el retablo de la catedral. 
Un gran templo requiere un rosetón tan precioso como este.
Por la tarde he presidido la eucaristía de la parroquia. Un buen número de niños se ha hecho presente en ella y al terminar la eucaristía, niños y mayores se han acercado para ser bendecidos con agua bendita. Aquí también me toca hacer cosas que nunca he realizado, pero que parece que esta gente le da mucho sentido. Allí donde fueres haz lo que vieres.


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