21 de noviembre del 2017

Hemos comenzado el día, a las 6h. con el rezo de Laudes y la eucaristía. Estábamos José Antonio, José Cruz, Emilio y yo. Tras el desayuno, me he dedicado a recorrer la ciudad. He pasado por el barrio Centenario; es un barrio hecho para los ricos de aquí y como sucede en estos casos, totalmente ocultas sus casas con setos y paredes. Es el gueto de los ricos. Luego me he enterado que se han ido muchos de ellos a otra zona más lujosa aún, llamada San Borondón.

Por el barrio de las Peñas voy llegando al cerro de Santa Ana. 444 escalones me esperan y arriba, otros 52 para llegar al balcón del faro; pero ha merecido la pena.

Después de bajar de esta altura, he ido al centro cultural Simón Bolívar, donde se encuentra el museo antropológico y de are moderno llamado MACC. Me ha encantado la exposición de la prehistoria de Ecuador, que me ha llevado a amar más a esta tierra, si cabe. 

A las 18h. rezamos Vísperas y merendamos José Antonio Recalde, José Cruz, Emilio y yo. Después me voy con Emilio hasta la Universidad Católica, en donde estaremos con Luis Betancourt y escucharemos un concierto de guitarra clásica, interpretado por él y dos alumnos suyos. ¡Precioso!

Los muñecos están festejando los 200 años de Guayaquil libre.

Comienzo del calvario. 444 escaleras me esperan, marcadas con números correlativos.

Por el fondo de la foto irá a desembocar el Guayas en el Pacífico

Vista de una parte de la ciudad desde el faro

Otra vista de otra parte de la ciudad.

Guayaquil tiene tres millones de habitantes.

Las casas se pierden en la lejanía.

Toda esta zona está planteada de cara al turismo. Hay unos cuantos restaurantes
a lo largo del recorrido y lo que se ha subido hay que bajarlo ya vacío. 

Estos muchachos suben sobre su hombro tres cajas de 12 botellas de litro de la cerveza
del país, la Pilsener.  

Estas estatuillas son de la zona de Bahia de Caraquez, en Manabi.

Luis Alfredo en el centro con dos alumnos, interpretando un precioso concierto de guitarra.