5 de noviembre del 2017
Ayer, a las 22 horas, comenzó a llover y ha parado de hacerlo sobre las 7,30h. En algunos momentos ha sido impresionante, como si se hubiese roto el cielo y toda el agua contenida en él se estuviera derramando sobre esta preciosa tierra, que seguirá siéndolo gracias a esta preciosa hermana agua.
A las 9,30h. voy andando a la catedral. Me encuentro con ella a tope de gente. Hoy también hay una larga fila de difuntos para nombrar. Me cuesta mucho este asunto de tanto nombre, pero es la cultura de aquí y la acepto. Tras la eucaristía me he encontrado con un buen grupo de gente, especialmente mujeres, que deseaban recibir la bendición y el abrazo del sacerdote. Pues nada, respondo a sus deseos y me siento emocionado; entre otras cosas, porque ya veo próximo el final de mi estancia en este país tan querido.
Hoy veo en el mercado unas mesitas, rudimentarias pero ya no están los productos en el suelo.
domingo, 5 de noviembre de 2017
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