domingo, 15 de octubre de 2017

15 de octubre del 2017

Agradeciendo a los amigos y amigas que me han respondido a mi petición de ayer, continuaré, en la medida de mis posibilidades, escribiendo este blog.

A las 10 de la mañana me tocaba presidir la celebración de la eucaristía en la iglesia en la que estuve ayer. Pero yo no me imaginaba lo que iba a pasar. Poco antes de las 10 ha caído tal tromba de agua, que era casi imposible -a pesar de los paraguas- caminar. Esto ha supuesto que haya habido muy poca gente en misa hoy. De todas maneras, había mujeres y niñas que han llegado mojadas de arriba abajo. Espero que no cojan pulmonía.   
Al acabar la celebración de la eucaristía, he recibido la petición de un matrimonio que deseaba que bendijese a su hijo recién nacido, se llamará Gael. Aquí hay que estar dispuesto a todo y más, cuando se trata del deseo de unos padres tan majos.

Volviendo al centro de la ciudad en bus, iba además del conductor, una señora con su hijito. Como yo no me puedo callar, le he preguntado a la señora cómo se llamaba su niño; me he sorprendido enormemente al saber que se llamaba Julen. Extrañado por oír un nombre vasco en el Coca, le he preguntado a qué se debía que se llamase así. La respuesta ha sido esta: su marido estuvo mirando nombres de niños en Google y le gustó este. Además, aquí la jota se pronuncia como y griega como en euskera.. Pues adelante con el nombre en cuestión. Sigue siendo curioso que pongan a los hijos cualquier nombre que les caiga bien, sea de donde sea, y como he dicho otras veces, la mayoría de los nombres son en inglés.

Bajando del bus ha empezado de nuevo a llover a cántaros y me he tenido de guarecer en una tienda de la que no me apetecía comprar nada, pero...Tras un buen rato, me he encaminado a la catedral, donde se celebraba el funeral de la madre de un capuchino de aquí. Han venido hasta aquí un buen número de capuchinos y también gente de diversos lugares de Ecuador.

Después de comer he estado en la Fundación Labaka. Tenía que acabar como fuese el trabajo que estaba haciendo con los libros de la biblioteca y me he vuelto contento a casa, pues he hecho lo que me había propuesto.
Hoy ha tocado achicar agua, pues entraba por todos los lados. Recordad que en las iglesias no hay cristales para poder respirar sin problemas. Es tal el calor que ha hecho después de la lluvia, que cuando salíamos estaba el suelo seco.
Otra vista dela iglesia de San José.  
Esta familia ya tiene dos hijos. están viviendo felices. Que sigan en esta experiencia de gozo es mi deseo para ellos. 
Aquí tenemos a Julen con su madre.
Esta cantidad de agua salía por este tubo al poco tiempo de comenzar a llover. 
Hoy era día de mercado en Coca y hen venido un buen grupo de kitxuas a vender los productos del campo. Lo que se ve en el santo suelo son guabas y platáanos
   

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