martes, 17 de octubre de 2017

16 de octubre del 2017

Hoy tenemos, como todos los terceros lunes de mes, el encuentro del Vicariato. Nos reunimos en la caatedral a las 9,30 horas. Celebramos la eucaristía presidida por el nuevo obispo, Monseñor Adalberto. Nos reunimos alrededor de 70 personas -curas diocesanos, religiosas y religiosos y un par de chicas seglares-. Es una celebración cercana y amena. El nuevo obispo es muy cercano.

Nos trasladamos después al Vicariato, donde durante todo el día estaremos reunidos, terminando de elaborar el plan pastoral para este curso 2017-2018. Al comienzo se presentan los nuevos agentes de pastoral -un religioso y una religiosa-. Adalberto me llama para que exprese cómo me encuentro en el Vicariato. Me embarga la emoción al expresarme. ¡Es tanto lo que tengo que agradecer a todo el mundo por esta experiencia que se me ha concedido vivir este año"

Hay una llamada del Hospital de Orellana para celebrar la Unción de los enfermos con un muchacho de 24 años que está en la agonía. Acompañado de la trabajadora social, me acerco a la habitación. Al llegar al lugar -una sala de seis camas- me encuentro con un panorama de lloros y gran tristeza. Acompañan al moribundo sus padres, una tía y su compañera. El muchacho ha ingerido un abrasivo -esto sucede con tres o cuatro casos a la semana- y está con todo su interior quemado. Su vida se acaba por momentos. No está para orar, lo que sí lo hace las personas que lo acompañan. 

Vuelvo al Vicariato con una pregunta ¿por qué toman estos abrasivos en tal cantidad en esta ciudad?
Continúo en las diversas reuniones hasta media tarde. ¡Es precioso trabajar en equipo como aquí se hace!
El grupo de misioneros y misioneras en la catedral
Dando mi testimonio en la asamblea.
Sobre el nuevo puene en construcción, sigue el paro en Dayuma.
La carretera de la Via Auca está cortada por los obreros en paro
Un grupo de schwars, con sus atuendos respectivos, se han hecho presentes en Dayuma


 

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